lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Quiénes son las mujeres que abortan?

Excelente spot de campaña en defensa de la ley de aborto en España.


La herencia del franquismo

Artículo de Lidia Falcón publicada en Público. es contra la ley del aborto de Gallardón.

No creí que se atrevieran. Durante dos años, y antes, en la campaña electoral, los dirigentes del PP han estado amenazando a las mujeres, y en general a toda la sociedad, con penalizar, prohibir y dificultar la posibilidad de practicar el aborto. Pero las protestas de los grupos feministas, los comentarios desfavorables de amplios sectores políticos e intelectuales, tanto hombres como mujeres, y la campaña de escándalo que tal propósito mereció en casi todos los países avanzados, retrasaron la puesta en práctica de tales medidas. Desde Australia a Estados Unidos, pasando por Portugal y Noruega, las feministas me preguntaban continuamente si sería cierto que se iba a aprobar una ley como la anunciada, y tanto se retrasaba que dudé de que llegaran a realizarlo. Pero al fin ahí está el proyecto.

Cierto que hubo un tiempo en que Gallardón amenazó con suprimir el supuesto de violación como exculpatorio del aborto, pero no solo la OMS y el Comité de No discriminación de la Mujer de Naciones Unidas lo aprueban y recomiendan, sino que con toda seguridad las mujeres de su partido –y quien sabe cuantos hombres- le pusieron el límite a sus delirios ultra. Pero ya nos encontramos en la misma situación que en los primeros años ochenta, cuando las feministas nos extenuamos en reclamar el derecho de las mujeres a disponer no solo de su propio cuerpo sino también de su vida futura, hipotecada para siempre por una maternidad no deseada.

Transcurridos treinta años de aquellas luchas, parece una pesadilla encontrarnos de nuevo en la calle gritando que nuestro cuerpo es nuestro, que nuestros vientres y su capacidad para procrear no pertenecen ni a la Iglesia católica, ni al legislador, ni al juez ni al médico, ni siquiera al hombre que ha engendrado el embrión, todos los poderes que siempre se han apropiado de la capacidad de reproducción de las mujeres, haciéndose dueños de su útero y de su vida.

En estos últimos meses, y seguirán en los siguientes, se han publicado y repetido los argumentos feministas, sociológicos, médicos y de derechos humanos que defienden la decisión única de la gestante para interrumpir el embarazo. Constituyen el fundamento del reconocimiento de las mujeres como seres humanos libres, como ciudadanas, como sujetos de derecho social, moral y político. Se ha descrito, con toda veracidad, el panorama de las desgracias que las acechan de ponerse en práctica tal ley, así como de la enorme penalización económica para toda la sociedad que suponen los abortos clandestinos, con sus secuelas para la salud, los viajes a ciudades extranjeras, el pago de las clínicas privadas, sin que se pueda cuantificar el sufrimiento que todo ello supone para la mujer y las personas que la quieran. Por tanto, no voy a repetirlos.

Pero sí quiero hacer una reflexión de lo que esta ley supone desde una óptica política. Es una demostración más, con la Ley de Memoria Histórica, el archivo de los procesos contra los asesinos franquistas, el abandono de la búsqueda de los restos de las víctimas en todas las cunetas de España, la ocultación de la historia de este siglo último en las escuelas y los medios de comunicación, de que el franquismo ni se ha extinguido ni se ha archivado ni se persigue, sino que sigue gobernando.

La persecución del aborto fue una de las señas de identidad del fascismo que perduró en nuestro país bastante más que los cuarenta años que se señalan de dictadura. Teniendo en cuenta que en Castilla y León, en Galicia, en Andalucía, en Extremadura, la dictadura se impuso inmediatamente después del 18 de julio y que la Constitución no se aprobó hasta 1978, el franquismo estuvo victorioso e imperante cuarenta y dos años en la mitad del país. Pero hay que añadir que la mayoría de los dirigentes de la tan alabada Transición eran franquistas de carnet, con camisa azul hasta la víspera de convertirse en demócratas; que impusieron esta Constitución con su defensa “del derecho a la vida”; que los mismos apellidos de la derecha centenaria siguen rigiendo la economía, la política y la cultura, y que la Iglesia católica española es más reaccionaria que las nuevas tendencias papales, por lo que en nada puede extrañarnos esta ley Gallardón.

En todo caso lo que me extraña es la sorpresa y el escándalo de los sectores feministas y de izquierda ante las reformas legales y económicas que está llevando a cabo el gobierno del PP. Parecen creer que la democracia que tanto les han publicitado se había asentado definitivamente en nuestro país. Al parecer la sociedad padece una profunda amnesia y ya no recuerda lo que es la derecha española, cuando solo hace diez años que seguía gobernando. Cierto es que José María Aznar y sus equipos no pusieron en cuestión la reforma legal de 1983 en la que se despenalizaban tres supuestos de aborto, y que esta nueva ley viene incluso a restringir, pero resultaba absolutamente ingenuo suponer que Rajoy y compañía iban a consentir que se definiera como un derecho de las mujeres que puedan practicarse un aborto sin pedir permiso a nadie, aunque solo durante el bien corto plazo de 14 semanas, y a pesar de que tal práctica siempre es un delito que jamás ha sido borrado del Código Penal.

Si alguna revancha tenía que tomar el gobierno de ultra derecha que nos oprime contra los tímidos avances que el feminismo había logrado, si de alguna manera podía vengarse de que las mujeres ya no seamos las esclavas que disponía la legislación de la dictadura, si finalmente tenía que presentarse ante la Iglesia católica, su gran aliada y cómplice, como el garante de los principios tridentinos, tenía que ser volviendo a prohibir el derecho de la mujer a ser dueña de su cuerpo y de su destino.

En el ADN de la derecha, de la Iglesia, de todas las fuerzas reaccionarias está dominar a las mujeres, someterlas a su insustituible labor maternal, mantenerlas como las fuerzas reproductoras a las que hay que obligar a parir, tanto si lo desean como si no.

Esta ley de Gallardón se entronca directamente con todas las disposiciones y doctrinas franquistas que imperaron casi medio siglo en nuestra historia reciente. Viene a probar, una vez más, que la Transición y la supuesta democracia que trajo aquella son herederas directas del franquismo. Y que solo una ruptura radical con los dirigentes del fascismo y derrocando el régimen monárquico y patriarcal que nos oprime podremos las mujeres alcanzar nuestra propia

lunes, 9 de diciembre de 2013

Instituto de la Mujer investiga un libro para niños con chistes sexistas



Los servicios jurídicos del Instituto de la Mujer están analizando el contenido de un libro que con el título 'Pequechistes sobre chicas sólo para chicos', ofrece a niños y adolescentes material para reírse del género femenino, con 'chistes' del tipo "las chicas tienen los pies más pequeños para que quepan cómodamente bajo el fregadero".

"Un chico y una chica se disparan un tiro en la sien, ¿quién sobrevivirá? Ella, porque sería casualidad que la bala encontrase su cerebro". Este es uno de los 'chistes' que han motivado la denuncia de distintos particulares ante el Instituto de la Mujer, que ya recogió quejas en 2010 sobre este libro editado por LIBSA, aunque no tuvo éxito al pedir a la editorial que lo retirase.

Según fuentes de este organismo consultadas por Europa Press, las quejas se han reproducido en los últimos días, lo que ha motivado que se abra un expediente para estudiar si el contenido vulnera o no la legislación y adoptar medidas en consecuencia. Es el procedimiento habitual ante este tipo de denuncias ciudadanas.

El texto, salpicado con ilustraciones infantiles, recoge chistes como "¿Qué es la mujer? El motor de la escoba", si "quieres tener entretenida a tu hermana toda la tarde, dale un papel que ponga 'dame la vuelta' por los dos lados" o "todos gozaban de salud, hasta que Salud se quedó embarazada".

La editorial, que tiene catalogado el tomo en su categoría de literatura juvenil, dispone asimismo de un ejemplar sobre el sexo opuesto: 'Pequechistes sobre chicos sólo para chicas'. A mediodía de esta tarde, ambos ejemplares habían desaparecido de su catálogo online.


Fuente: Europapress

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La furia de los reyes destronados

Estupendo artículo de Concha Caballero.

Rueda de hombres contra la violencia de género en Toledo. / Foto: Ahige

No logro sacudirme la impresión de que nos equivocamos al tratar estos crímenes. Hay peligrosa banda de delincuentes que asesina anualmente a unas setenta personas. Existe un departamento especial contra estos crímenes e incluso una ley específica contra ese tipo de violencia. Incluso anualmente se celebra un día en el que miles de personas salen a la calle reclamando el fin de estos delitos.

Lo curioso es que cuando se cometen los asesinatos, la atención recae exclusivamente en las víctimas. Se escrutan su vida y sus relaciones. Se detalla la forma de morir y el tipo de relación que mantenían con el agresor. Suele destacarse la falta de prevención de la víctima respecto a su propia muerte: no denunció a tiempo, no mantuvo la distancia prudencial con el agresor.

Incluso, en algunos casos, se relata cómo el asesinato había sido la última acción de una cadena de maltrato que la víctima había soportado. Un tratamiento que no se emplea contra otros delitos. Jamás, en otros casos, se reprocha a la víctima el no haber sido lo suficientemente precavida contra la agresión, sin embargo, en estos, a la opinión pública le resultan pertinentes estos detalles. La enseñanza soterrada es que la víctima, si bien no es responsable, ha colaborado en cierto modo con su triste final.

Se trata de un crimen contra las mujeres, pero no “de las mujeres” sino de sus congéneres masculinos. No nos engañemos, ni la simple prevención individual, ni la denuncia del maltratador –absolutamente necesaria, por otra parte– nos salvará del crimen.

Lo extraño es el escaso esfuerzo que gastamos en conocer a esta banda de delincuentes, de sus cómplices en la comisión del crimen, de la ideología que los sustenta, de las redes sociales que los amparan. Incluso ahora que las víctimas han empezado a ser escandalosamente jóvenes, en vez de detectar y reeducar a los maltratadotes, nos limitamos a aconsejar precaución a las futuras víctimas: no seas confiada, no desveles tus claves de las redes sociales, no admitas merodeadores en tu vida real o virtual.

Incluso invitamos a las adolescentes a que, antes de caer rendidas de amor, depuren su concepto, sepan distinguir el control disfrazado de amor romántico del amor desinteresado que las quiere libres. Sin darnos cuenta, insistimos en la idea de que se trata de “un problema de mujeres”, cuando es el problema de algunos hombres.

No es extraño, por tanto, que los que cometen los crímenes no se consideren delincuentes sino víctimas de una enfermedad, de una fatalidad, de una cadena de acontecimientos que no controlaban. Incluso cuando ingresan en prisión, no asumen su condición de criminales. Se sienten radicalmente distintos a sus compañeros de celda que han matado en la pelea callejera o en un robo con violencia. Lo suyo ha sido el destino, la mala suerte de unas relaciones envenenadas, el impulso único e incontrolable del que no se sienten responsables.

Para luchar eficazmente contra el crimen, lo lógico es investigar los viveros en los que crece, estudiar su modus operandi y determinar posibles complicidades.

En las fiestas de medio país se baila al ritmo de canciones que llaman putas a las mujeres. En las redes sociales se escriben agresivos comentarios contra las mujeres (por cierto, no son las redes las responsables sino la ideología de quienes en ellas escriben). En las páginas webs se llamanfeminazis a las mujeres que defienden sus derechos.

En los púlpitos de las iglesias se justifica la violación de las mujeres que abortan. Prestigiosos escritores lloran por la pérdida de la feminidad en las mujeres actuales. Hay cadenas y líneas editoriales completas que mantienen que la violencia de género es una ficción de la izquierda y que las verdaderas víctimas son los hombres calumniados y encarcelados injustamente.

En cualquier otro crimen, todos estos comportamientos se catalogarían como exaltación de la violencia, cooperación o inducción, pero en este país viven en una apariencia de realidad correcta, como si las calles de la vida fuesen artículos de la constitución debidamente ordenados y correctos.

El joven que manda un whatsapp amenazador a su pareja es un alumno aventajado de estas enseñanzas que, no por soterradas, son menos efectivas. El chico que controla a su amor no hace sino practicar las enseñanzas que le inculcan los miles de hombres que se rebelan contra la igualdad de las mujeres. El quinceañero que quiere restablecer la línea perdida del poder masculino ha aprendido de alguien ese rencor, esa añoranza.

Este no es un crimen solitario. El asesino no está solo en la escena del crimen. Lo acompañan los dioses furibundos del rencor y la cólera; lo alientan las voces resentidas con la igualdad, la ira de los reyes destronados. Cuando el asesino empuña el arma, recupera el viejo orden y vuelve a ser el dueño absoluto de la escena. No matan con el puñal, con la pistola o el martillo sino con el arsenal de las viejas ideas y con la furia de la supremacía arrebatada.

Por eso, resulta inútil y pueril tratar de proteger a las víctimas sin desarmar a los futuros asesinos. Es preciso volar los puentes de cualquier complicidad social y desarticular el mecanismo que fabrica estos clones perversos. La lucha contra este delito debe escribirse ahora en masculino.

Lo importante no es que las chicas aprendan a distinguir el amor de la posesión sino que los chicos aprendan una nueva sentimentalidad libre de complejos y de dominios. Es el nido del mal el que hay que reformar, no cargar de prevenciones y de miedos a las que empiezan a volar libres.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Documentos TV. "La guerra contra las mujeres"



  • Un documental sobre la violación de mujeres y niñas como arma de guerra
  • Dirigido por Hernán Zin, está protagonizado por 11 mujeres de tres continentes
  • Rodado en tres años, denuncia la pasividad de la comunidad internacional
  • La guerra contra las mujeres se estrenó el 1 de diciembre a las 23 h en La 2
  • El documental completo permanecerá on line 15 días tras la emisión en tv




“Me encerraron con 60 mujeres y me retuvieron contra mi voluntad. Allí me violaron por primera vez. Tenía 15 años”. Es el desgarrador testimonio de Leila, una joven bosnia, que como miles de mujeres en la guerra de la ex Yugoslavia,  fue víctima de atroces abusos sexuales como estrategia de guerra.

Con motivo de la celebración del día Internacional contra la violencia de género, Documentos TVestrena La guerra contra las mujeres, un documental de Hernán Zin que aborda el uso de la violencia sexual como arma de guerra.

Tres años de rodaje, once protagonistas, tres continentes

De los Balcanes a la República democrática del Congo, la violación de mujeres y niñas ha sido utilizada como arma de guerra habitual en los conflictos armados. “Una estrategia exitosa, como vimos, en Bosnia y Ruanda",  afirma Joanne Sandler, ex Directora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, en este estremecedor documental, rodado a lo largo de tres años en diez países de África, Europa y América, y protagonizado por once mujeres víctimas de este brutal tipo de violencia. Una violencia que desintegra a la sociedad que la padece, que implanta el miedo, aniquila generaciones y destruye la dignidad de la mujer.

La R.D. del Congo es el país del mundo donde más violaciones se registran: 48 cada hora
“Cuando una niña o una mujer ha sido objeto de violencia sexual, piensa que su vida ha terminado y lamenta no haber muerto en el acto”, relata la psicóloga congoleña Celine Kamwanya, que trabaja con mujeres objeto de agresión sexual y torturas en el conflicto bélico entre Congo y Ruanda. Más de 200.000 de ellas fueron violadas en el este de la República Democrática del Congo de forma extremadamente violenta. Hoy en día, es el país del mundo donde más violaciones se registran, 48 cada hora.
Crimen de guerra e impunidad
La Asociación de Mujeres Víctimas de la Guerra ha documentado más de 25.000 fichas de mujeres violadas en Bosnia. La guerra de los Balcanes y Ruanda supusieron la chispa que prendió en la ONU para aprobar la Resolución 1325, donde se reconoce este delito como estrategia de guerra y se crearon tribunales que comenzaron a juzgarlo, como un crimen de guerra contra la Humanidad.

Pese a ello, la impunidad de los culpables de estos crímenes todavía es enorme y las condenas mínimas.La guerra contra las mujeres es una denuncia de la pasividad del mundo ante el uso del cuerpo de la mujer como campo de batalla y un homenaje a todas aquéllas que luchan para terminar con semejante atrocidad.

La banda sonora

En La guerra contra las mujeres suena un tema deBebe compuesto para la ocasión y dedicado a las protagonistas del documental, "César debe morir". Producido por Carlos Jean, complementa una potente banda sonora que lleva la firma de Carlos Martín.
La guerra contra las mujeres se estrenó en Documentos TV el domingo 1 de diciembre de 2013 a las 23:00 h. en La 2. El vídeo permanecerá on line 15 días tras la emisión en televisión


Fuente: rtv.es