martes, 16 de diciembre de 2014

Contra la tradición

Artículo de Martín Caparrós publicado en El País Semanal

Kakenya Ntaiya, fundadora del Centro Kakenya.


Ayer me la crucé otra vez en uno de esos lugares donde ahora me la cruzo: los periódicos. Hace diez años, cuando comí con ella en un restorán indio de Pittsburgh, Pennsylvania, hacía frío y Kakenya se refugiaba bajo un gorro de lana, una bufanda. Me contó su historia.

Kakenya Ntaiya había nacido 28 años antes en una aldea masái de Kenya. En Enoosaen nunca hubo agua corriente ni asfalto ni electricidad; su casa, como las demás, era un rancho de adobe, paja, bosta. Kakenya no recuerda haber empezado a trabajar: siempre lo hizo. Era la hija mayor; cuando tenía cinco años sus padres la prometieron en matrimonio a un vecino de seis: es la costumbre masái y todos, en la aldea, hablaban de ellos como marido y mujer; ellos jugaban, cuidaban vacas juntos, se llamaban esposo y esposa. Años después, Kakenya me diría que, por lo menos, ella habría tenido el privilegio de conocer a su futuro marido: que, muchas veces, las chicas de su pueblo lo descubren el día de su boda, a sus 11, 12 años.

Su vida estaba decidida: Kakenya haría unos hijos, cuidaría unas vacas, cultivaría la tierra. Hasta que, por azares, supo que había otras historias, otros sitios. Entonces decidió que lo único que quería era irse a estudiar –a estudiar– a algún país lejano. La historia es larga: le costó años obtener de su padre la promesa de que haría todo lo posible por ayudarla, si, a cambio, ella se “circuncidaba” antes de partir. Entre los masái, la mutilación genital –la ablación del clítoris– es insoslayable: otra forma en que los hombres combaten sus miedos. A sus 15, Kakenya enfrentó la ceremonia:


Le costó años obtener de su padre la promesa de que podría irse, si, a cambio, ella se sometía a la mutilación genital

–Muchas chicas masái esperan el momento con entusiasmo: les han hablado tanto de eso, de que ahí empieza su verdadera vida. Pero nadie nos cuenta qué nos van a hacer: sólo sabemos que va a haber una gran fiesta, que vamos a ser las protagonistas. La fiesta es hermosa, una semana entera de cantos y bailes y banquetes. Hasta que una mañana te llevan al corral de las vacas y ahí una abuela viene y te lo hace, frente a docenas de vecinos. Sientes un dolor horrible pero no puedes llorar: siempre te han dicho que no puedes llorar. Y que tampoco puedes hablar de eso con nadie.

El precio fue –y sigue siendo– insoportable, pero Kakenya consiguió lo que quería: fue la primera muchacha de su pueblo con una beca de estudios para Estados Unidos. Allí vio por primera vez la nieve y vio personas que comían verduras crudas –“como los animales”–; allí encontró mujeres que no pensaban en casarse y que no estaban mutiladas. Allí decidió que dedicaría su vida a tratar de prevenir esa tortura. Amnistía Internacional calcula que hay unos 130 millones de mujeres que la han sufrido, sobre todo en África, y que, cada año, se suman tres millones más.

–Te dicen que es una tradición, que se debe mantener porque viene de siempre. Que tenga tantos años es razón de más para acabarlo cuanto antes.

Kakenya se doctoró en Educación en Pittsburgh, habló, contó su historia, consiguió apoyos varios; al fin creó una fundación para pelear contra la ablación a través de la educación de las jóvenes africanas –Kakenyasdream.com– y se convirtió en la referencia de un problema al que muy pocos se refieren. Algunos, a veces, insisten en la teoría de la relatividad: es su cultura y hay que respetarla. Yo soy de esos tiempos –pasados, futuros– en que suponíamos que ciertos principios no aceptaban términos medios. Y sonrío, triste, cada vez que la encuentro en los diarios: Kakenya Ntaiya se ha convertido en la cara visible de esa lucha y siente, por fin, que su mutilación está sirviendo para algo.

lunes, 1 de diciembre de 2014

martes, 25 de noviembre de 2014

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Mafalda feminista

Este año Mafalda, ha cumplido 50  años. Espero que su irreverencia y su rebeldía contra la injusticia y la desigualdad nos siga acompañando muchos años .













Cortometraje francés donde se nos presenta un mundo en que los hombres son tratados como se trata a las mujeres


El corto Majorité Opprimée (Mayoría oprimida) de Eleonore Purriat pretende que los hombres sientan lo que muchas mujeres viven en su propia realidad y hagan un reflexión sobre los temas de género que acosan nuestra sociedad.

Rodado en francés está subtitulado en inglés y castellano.


martes, 4 de noviembre de 2014

Uno de cada cuatro adolescentes andaluces cree que la mujer debe estar "en su casa con su familia"


  • El 10% de los jóvenes andaluces cree que es el hombre el que debe tomar las decisiones importantes en la pareja, según el informe Andalucía Detecta, del Instituto Andaluz de la Mujer.
  • Que más del 20% crea que la mujer es más débil que los hombres o que el 50% de los jóvenes piense que la mujer aguanta la violencia de género, algunas conclusiones de informes sobre sexismo e igualdad presentados este lunes.
El consejero de Justicia y la directora general de violencia de género, durante la presentación del congreso.


El 24% de los jóvenes andaluces se muestra de acuerdo con que el lugar de una mujer está en su casa con su familia. Es una de las conclusiones del informe Andalucía Detecta del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) planteado a estudiantes de 3º y 4º ESO de Andalucía. Los grados de acuerdo de las chicas se disparan, hasta alcanzar incluso más del 20% (y en los chicos hasta rondar el 28%) cuando se les plantea que "el lugar más adecuado para la mujer es en su casa con su familia" y que "no es propio de los hombres hacerse cargo de las tareas del hogar". 


"Los resultados nos muestran un elevado porcentaje de adolescentes andaluces que ven la realidad a través de una gruesa lente sexista que les lleva a establecer distinciones y atribuciones estereotipadas", señala el estudio, que también depara otros resultados tales como que el 10% de los jóvenes andaluces creen que es el hombre el que debe tomar las decisiones importantes en la pareja, que más del 20% creen que la mujer es más debil que los hombres y que el 50% de los jóvenes creen que la mujer aguanta la violencia de género.

Otros datos destacados en el estudio se refieren a la violencia de género. En este punto, el 82,9% de los chicos y el 68,5% de las chicas no creen que tengan riesgo de sufrir maltrato en sus futuras relaciones de pareja, mientras que el 25% de los jóvenes andaluces creen que las causas de la violencia de género es el alcohol y las drogas.

Según se explica en el estudio, la muestra de jóvenes que han participado en la investigación, cuyo trabajo de campo se establece entre enero y febrero de 2011, se considera representativa de su población, por lo que se pueden generalizar los resultados y consiguientes conclusiones sobre los restantes jóvenes de su edad (14-16 años) de Andalucía.

La información se ha hecho pública durante la presentación de un congreso organizado por la Junta que abordará el crecimiento de la violencia de género entre la adolescencia y que se cviolenelebrará el 10 y 11 de noviembre en Sevilla, donde se incidirá en la prevención en el ámbito educativo y la comunicación. El consejero de Justicia e Interior ha anunciado que el estudio sobre la Evolución de la Adolescencia española sobre Igualdad y Prevención de la Violencia de Génerorefleja un aumento en los últimos tres años de los porcentajes del reconocimiento de las adolescentes de haber sufrido situaciones de maltrato a través de las nuevas tecnologías de la información.

El acoso a través de las redes sociales será objeto de análisis en este congreso, ya que "hay porcentajes cada vez más altos" de jóvenes que reconocen haber sufrido situaciones de violencia de género, sobre todo a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, según ha resaltado el consejero. Un 61% de las jóvenes han sido víctimas de la violencia machista a través del móvil y las redes sociales y un 25,1% dicen ser controladas por su pareja a través del móvil. 


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lunes, 27 de octubre de 2014

Discriminación y lenguaje

Por: Jaime Rubio Hancock en El País | 22 de octubre de 2014

Por qué llamamos Teresa a Teresa Romero


Teresa Romero es muy a menudo Teresa. No sólo en los medios: como se puede ver en este gráfico de tendencias de Google, las búsquedas de su nombre han crecido muchísimo en las últimas semanas, por encima de las búsquedas de su nombre y apellido.


Esto no ha pasado desapercibido en las redes sociales.



En cambio, el marido de la auxiliar de enfermería con ébola siempre es Javier Limón y nunca Javier. Hemos podido ver esta diferencia de trato incluso dentro del mismo titular o de la misma noticia

No es el único caso: se suele apreciar sobre todo en el ámbito político, debido a su visibilidad y como explicaba ya en 2008 María R. Sahuquillo enEl País. Aunque Mariano Rajoy es Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría es Soraya. Y lo mismo pasa con Hillary (Clinton) y con Ana Patricia (Botín), hasta que dejó de usar el Patricia. Hay algunas variantes. Por ejemplo, a Ana Mato se la llama con el nombre completo, aunque rara vez sólo con el apellido. A veces incluso se recurre a diminutivos, como Espe, Cospe y, en muchos medios alemanes, Angie (Merkel). En otros casos, como con María Teresa Campos o Carme Chacón, se añade el artículo: “la” Chacón, “la” Campos.

Hay algunas excusas habituales: por ejemplo, que a Felipe González también se le llamaba Felipe, cuando estos casos son excepciones. O que los nombres de pila masculinos son más comunes, por lo que hay más riesgo de confusión. Es cierto que José (Bono, Montilla) hay muchos, pero no hay tanto Mariano (Rajoy), Artur (Mas) o Cristóbal (Montoro).

En realidad y como explica Juana Gallego, profesora en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona y autora del libro sobre medios y género De reinas a ciudadanas, “esto forma parte de un tema más amplio, que es la diferente representación entre hombres y mujeres”.

Gallego explica que en líneas generales a las mujeres “se las retrata como objeto observado y a los hombres se los representa habitualmente como sujeto que actúa”. Por ejemplo y aunque se ha hablado del trabajo de Romero, “no se ha puesto el acento en sus acciones, que han quedado en segundo término. Ella ha sido observada como paciente”. Más que cuando se hablaba de los dos misioneros, “en cuyo caso se puso más de relieve su labor; se les veía más como sujetos que actuaban”.

Esta tendencia a olvidar los apellidos es uno de los mecanismos inconscientes “que deslegitiman la acción de las mujeres en la esfera de lo público. El hecho de llamarlas por su nombre de pila es una forma sutil de decir que pertenecen al ámbito de lo privado y que están en una esfera que no les corresponde”, añade Gallego. Esto se une a las referencias a su ropa o a comentar que son “la esposa de” o “la madre de”, entre otros ejemplos.

“Normalmente las mujeres tenemos un trato más cercano entre nosotras y socialmente -comenta Esther Forgas Berdet, catedrática de la Facultad de Letras de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona-, y no nos molesta que se nos trate con el nombre de pila. Pero una cosa es el trato diario y otra que los medios de comunicación se aprovechen de esta cercanía y de esta empatía para usarla en sus publicaciones. Sobre todo si en el mismo texto aparece un hombre tratado con su apellido”. Es decir, aunque las compañeras y compañeros de trabajo de Romero se refieran a ella como Teresa, no hay por qué trasladar este trato a los titulares.

Forgas explica que esto supone una “minimización” del papel de la mujer y recomienda que nos acostumbremos a cuidar “la cortesía lingüística”, con el objetivo de “no rebajar la imagen del interlocutor o del referente”. En caso de duda, aconseja usar el ejemplo contrario “para saber si hay discriminación”. Si en lugar de “la Chacón” decimos “el Rajoy” nos daremos cuenta de que es un trato degradante, “que se usa para motes o para delincuentes”.

Gallego nos da otro ejemplo similar: “Aznar no es Josemari salvo cuando nos referimos a él en tono irónico o de humor. Este trato resta respeto o autoridad”. Puede parecer una cuestión de detalle, “pero si se hace reiteradamente, tiene sus efectos”.

A pesar de todo, Gallego se muestra parcialmente optimista. El hecho de que no siempre se haya hablado de Romero sólo con su nombre de pila muestra que los medios “empiezan a darse cuenta de esta diferencia, que empieza a crear controversia. Estamos en un momento social de cambio en el que a veces hay dificultades para saber cómo referirse a las mujeres. Lo positivo es que el tema está sobre la mesa”.


domingo, 19 de octubre de 2014

Análisis feminista de la copla española. Reflejo de los usos amorosos de la sociedad patriarcal

Información de la Coordinadora Feminista


Las letras de la Copla Española ponen de relieve los estereotipos que sobre la mujer van inscritos en el modelo de amor romántico.

En el estudio realizado por Olga Ortiz Hedesa, compañera de la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena, se pretende visibilizar a través de las letras seleccionadas, los códigos y estereotipos que han contribuido a normativizar la vida cotidiana de mujeres y hombres reforzando la desigualdad, y hacer patente que a través de la copla se ha transmitido el modelo de amor patriarcal como única alternativa al vínculo afectivo-erótico entre personas.

Es un análisis riguroso, bien documentado, y que permitirá a quién se acerque a leerlo tener una visión distinta, desde el FEMINISMO, de la Copla Española, que es el reflejo de los usos amorosos de la sociedad patriarcal en la que vivimos.

Aunque la mayoría de las coplas que aquí se analizan tienen su origen en el siglo pasado, en una sociedad no democrática, nos muestran también que, con matices, no ha habido un gran cambio en las letras de las canciones. Es por eso este trabajo un documento muy valioso como análisis de los usos amorosos.

domingo, 5 de octubre de 2014

Misión "secreta" de una doctora: ayudar a las mujeres de Afganistán

Por Horia Mosadiq, investigadora de Amnistía Internacional sobre Afganistán. Ir a la fuente.



“En Afganistán, casi todas las mujeres tienen una historia dolorosa que contar,” afirma la doctora Lima, mujer afgana que decidió no quedarse de brazos cruzados tras observar casos sobrecogedores de violación y violencia contra mujeres de su país. Lima trabaja para empoderar a las mujeres que corren peligro de sufrir abusos contra los derechos humanos en Afganistán. Es ginecóloga de profesión y ejerce una segunda actividad secreta y peligrosa.

En Afganistán las niñas no tienen acceso a la educación. Los maridos abusan habitualmente de sus esposas y, para muchas familias, la mejor solución al embarazo de una muchacha fuera del matrimonio, aunque sea por violación, es matarla y encubrir el crimen como si fuese una enfermedad o un accidente. © UNHCR/J.Tanner

“Cuando empecé a trabajar, no ayudaba a las mujeres que acudían a mí para que les practicase un aborto. Me negaba”, explica.

Era una reacción esperable en un país en el que el aborto es ilegal en la mayoría de los casos, pero en 2006 Lima se vio confrontada con una historia que le abrió los ojos sobre la dimensión devastadora de las penurias que sufren las mujeres afganas. Esa historia le hizo cambiar de opinión sobre la necesidad del acceso a un aborto seguro y la impulsó a ofrecer abortos, contracepción y otras formas de ayuda a mujeres que no tenían adonde ir.

“La muchacha tenía 17 años y estaba embarazada. Cuando sus padres se enteraron, le dieron en secreto unos medicamentos que la debilitaron y que les facilitó la tarea de matarla sofocándola con una almohada. Tras ese incidente, decidí ayudar a mujeres como ella”, recuerda Lima.

La decisión de Lima –usar su formación médica para prestar atención a la salud y otros servicios de apoyo a las mujeres– puso en peligro su propia vida y la de su familia. Tuvo que empezar a trabajar tratando de pasar desapercibida.

“Todo lo que hago, lo hago en secreto. La única persona que lo sabe es mi esposo”, afirma.

Muchas de las mujeres a las que Lima ha practicado abortos se habían quedado embarazadas a consecuencia de una violación. Lima también ha ayudado a mujeres a tomar anticonceptivos en secreto cuando sus esposos las obligaban a tener más hijos.

Explica así: “Eso también era arriesgado: en ocasiones, cuando pasaba algún tiempo y la mujer no se quedaba embarazada, el marido preguntaba por qué y podía golpearla. Entonces, la mujer me traía al marido y yo le explicaba a éste que, debido a que su esposa había tenido demasiados hijos sin un [intervalo], su cuerpo estaba debilitado y necesitaba tiempo para recuperarse. Entonces el marido aceptaba mi [explicación] y la mujer podía conservar su salud y disfrutar de su vida durante uno o dos años antes de volver a quedarse embarazada”.

La misión de Lima la llevó al este de Afganistán, a una provincia remota y sumida en la pobreza, situada en la frontera con Pakistán. En esta región, la influencia de los talibanes es máxima, y el respeto por los derechos de las mujeres, prácticamente inexistente.


Las niñas no tienen acceso a la educación, los maridos abusan habitualmente de sus esposas y, para muchas familias, la mejor solución al embarazo de una muchacha fuera del matrimonio, aunque sea por violación, es matarla y encubrir el crimen como si fuese una enfermedad o un accidente.


En algunas zonas, las normas tribales estipulan que si las personas de la comunidad descubren que una muchacha se ha quedado embarazada fuera del matrimonio, la matarán para “preservar el honor” y, si la familia de ésta se resiste, también matarán a los familiares. Si se identifica al violador, tanto él como la víctima serán ejecutados públicamente. En la mayoría de los casos, las muchachas no pueden identificar al violador, o éste se da a la fuga, por lo que las niñas acaban pagando con sus vidas el haber sido víctimas de un crimen brutal.

Una niña de una región tribal que se quedó embarazada tras ser violada acudió a Lima para pedirle que le practicase un aborto. La muchacha le contó que el embarazo era un recordatorio constante del horror que había vivido. Además, le aterraba que la mataran y que su familia quedase devastada por una “venganza familiar”.

A una mujer, madre de seis hijos, su marido, que se había casado con otra, la había encerrado con el ganado. “Cuando acudió a mí, la ayudé a ponerse en contacto con el Ministerio de Asuntos de la Mujer y, tras muchos meses de disputas judiciales, por fin consiguió el divorcio”.

“Haga lo que haga un hombre en estas zonas, siempre saldrá impune”, dice Lima.

Cuando trabajaba en Kunar, Lima llevaba un burka para proteger su identidad, pero ello no impidió las amenazas de muerte de los talibanes.

“Empecé a recibir cartas de advertencia que decían que lo que yo hacía era contrario al islam”, cuenta Lima.

En 2009, el peligro de la valiente misión de Lima quedó brutalmente expuesto.

“Una tarde, mi hijo estaba jugando en el jardín frontal de nuestra casa. Oí una explosión, salí apresuradamente y vi a mi hijo cubierto de sangre”, recuerda.

El niño, de 11 años, había sido víctima de un atentado talibán con granada contra el hogar familiar de Lima. Pese a sufrir una herida que le dejó la pierna lisiada, ha sobrevivido y puede andar con ayuda de un bastón.

Pero lo peor llegó seis meses después.

Tras recibir más amenazas y advertencias de los talibanes, el hermano de Lima, de 22 años, murió en otro atentado con granada frente a la clínica que ella regentaba.

Lima se vio obligada a mudarse a un lugar secreto, pero la experiencia sufrida no mermó su compromiso de ayudar a las mujeres de Afganistán. Prosiguió su labor, impulsada por un sentimiento de deber y determinación.

“Quiero servir a mi país y a mi pueblo, que tanto ha sufrido. No puedo agazaparme en un rincón de mi casa”, declara.

Los problemas que tienen las mujeres afganas no van a desaparecer, como tampoco desaparecerán los riesgos para Lima y su familia. Ella dice que está “más preocupada que nunca” por su seguridad ante la incertidumbre constante y las amenazas a la seguridad derivadas de las elecciones presidenciales que tuvieron lugar a principios de año.

“Mi hijo resultó herido y mi hermano murió a consecuencia de mi trabajo, pero nunca he renunciado. Estas actividades no pueden desempeñarse sin sufrimiento. En Afganistán, todas las mujeres sufren”.

A pesar de su propia historia dolorosa, Lima sigue dispuesta a continuar su misión de empoderar y proteger a las mujeres en Afganistán.

Nota: Se ha usado un pseudónimo para garantizar la seguridad de la doctora Lima y de sus pacientes.

sábado, 4 de octubre de 2014

Las ‘devadasi’: niñas de propiedad pública

Publicado por Teresa Santoro en El País
  • Una tradición ancestral india obliga a que niñas de las castas más bajas sean destinadas a satisfacer las necesidades sexuales de los hombres del pueblo
  • Aunque la práctica está prohibida por ley, sigue vigente y está contribuyendo a la expansión del VIH
Ayshwarya y su madre fueron devadasis. / MANOS UNIDAS

Había oído hablar de las mujeres devadasi a alguna de mis compañeras de Manos Unidas. Se mencionaban de pasada en alguno de los proyectos que apoyamos, pero no llegaba a entender bien en qué consistía el sistema de las devadasi, una tradición ancestral por la que mujeres y niñas de la casta más baja son ofrecidas a la diosa Yallamma para ayudar a los sacerdotes con las ofrendas a los dioses. Una vez alcanzada la pubertad, están obligadas a satisfacer sexualmente a los hombres del pueblo; nunca pueden negarse a ello y tampoco les está permitido casarse. Pasan a ser un bien público.

Mi contacto con la realidad de las devadasi fue en el año 2006, en uno de mis primeros viajes a India. Íbamos a identificar un proyecto para el que pedían un centro de formación para trabajadoras de la salud,y en el mismo recinto había una escuela de educación primaria que solicitaba una ampliación para poder acoger a más niños. Está en Jewargi, al sur de la ciudad de Gulbarga, en la zona norte del Estado de Karnataka, en la parte central del subcontinente indio.

Uno de los profesores nos iba explicando los problemas que tenían: la falta de espacio o las dificultades para mantener su asistencia al colegio y para integrarlas en la sociedad. Se pretende que en la escuela se formen y se preparen para que se nieguen a afrontar el futuro al que se ven abocadas. Estábamos en la parte baja del centro; era un pasillo abierto por uno de los laterales, pintado de un verde fuerte, y a los lados había unas niñitas de unos siete a 10 años aproximadamente —es muy difícil calcular la edad en India por la malnutrición que sufren—. Iban pintadas, llenas de collares, pulseras… Como cualquier trabajadora del sexo que podamos encontrar en una de nuestras ciudades. El responsable del centro iba contándonos alguno de los casos de las niñas que allí había y nos explicó por qué había madres en el exterior: estaban vigilando a sus hijas para que nadie abusara de ellas sin que la familia obtuviese previamente un beneficio.

Madre e hija, ambas devadasis. /MANOS UNIDAS

A través de uno de los trabajadores sociales les hacíamos preguntas, como por ejemplo si estaban contentas de estar en la escuela y si ya sabían leer, qué les gustaría ser el día de mañana, etc. Ellas contestaban muy serias, excepto cuando les mencionábamos el tema del matrimonio. En general, las niñas nos decían que toda su ilusión era poder casarse y tener hijos. Mientras, las madres que seguían fuera, a una cierta distancia, tenían las caras más tristes que nunca he visto en India….¡Qué pena ver que a esas niñas no las iban dejar casarse nunca! Se nos hacía un nudo en la garganta por la emoción mientras las pequeñas sonreían abiertamente pensando que el día de mañana llegarían a tener una vida más digna.

Los padres deciden desde la infancia entregar a su hija —generalmente cuando tienen entre cuatro y ocho años— a la diosa Yellamma y la condenan de por vida a ejercer la prostitución. Así, su futuro y el de sus hijos está marcado para siempre. Antes de la época colonial llegaban a tener un estatus social alto y estaban bien consideradas. Según la tradición, las devadasi no se pueden casar. Pertenecen a familias de las castas más bajas, sin recursos económicos. Cuando alcanzan la pubertad, cualquier hombre las puede usar sexualmente.

El sistema de las devadasi está prohibido por una Ley del año 1982, que fue reformada en 1984 y 1988, pero sigue vigente en la práctica y está contribuyendo a la expansión del VIH. Por el norte de Karnataka pasa la carretera nacional más importante del Estado que une Bombay y Bangalore. Los camioneros paran, son contagiados por las devadasis, la mayoría con VIH, y continúan extendiendo la enfermedad en sus pueblos.

¿Cómo es posible que este sistema subsista?, nos preguntábamos. Es una manifestación más de la discriminación de género que existe en India. Las familias se libran de una boca a la que alimentar y, como no se casan, se libran también de la dote, dowry, que tendrían que entregar a la familia del futuro marido. El que nazca una niña en la India es una desgracia porque supone que, para poder darle la dote, tienen que pedir un préstamo y los prestamistas les cobran unos intereses que endeudan a la familia de por vida.

Al estar prohibido el sistema devadasi, ya no están en un templo, sino en lugares discretos y, la mayoría de las veces, en casa de sus padres.

Uno de los cursos de formación para niñas devadasis. / MANOS UNIDAS

En otro viaje fuimos a un dispensario para ver un ecógrafo que habíamos ayudado a financiar. Allí había un letrero enorme que informaba de que por ley tienen prohibido decir el sexo del futuro bebé, para evitar abortos selectivos de niñas.

Manos Unidas, siguiendo el principio de la subsidiaridad que está en su línea de actuación y a instancia de las trabajadoras sociales de Sindargi, está apoyando en la actualidad otro proyecto que pretende empoderar a las niñas devadasi con cursos que las capaciten para poder obtener ingresos propios y abandonar este sistema.

Estoy deseando visitar in situ este nuevo proyecto y conocer directamente de boca de las interesadas cómo ha cambiado su vida con la capacitación que hemos colaborado a mejorar.

Teresa Santoro es voluntaria y miembro del Departamento de Proyectos de Manos Unidas en Costa Oeste de India.

Prostitución en nombre de la tradición

Rakshita, una niña devadasi. / MANOS UNIDAS
Aunque pueda parecer mentira, en el Estado indio de Karnataka pervive en pleno siglo XXI una tradición ancestral cuyo origen es difícil de establecer. Las supersticiones, alimentadas por la pobreza y la ignorancia, llevan a muchas familias a ofrecer a algunas de sus niñas a los templos para librarse de los males que les afectan. 

Estas, una vez alcanzada la pubertad, se convierten en propiedad pública y son destinadas a satisfacer sexualmente a los hombres de su aldea. Una mujer devadasi nunca puede negarse ni casarse. Si lo hace, la diosa llevará la desgracia a sus parientes cercanos. 

Por su falta de instrucción, estas mujeres desconocen que la ley las apoya para negarse a esta práctica. Aunque en 1982 el Gobierno de Karnataka abolió esta práctica, no ofreció programas de reinserción para las víctimas, por lo que han buscado su sustento vendiendo sus cuerpos, ya que a las devadasi sólo les está permitido mendigar cuando alcanzan cierta edad y se ven repudiadas. Llaman a las puertas pidiendo limosna, llevando sobre sus cabezas el ídolo de la diosa a la que fueron dedicadas. Muchas de ellas, terminan en burdeles de Mumbai, Bangalore y Chennai, víctimas del tráfico sexual y de enfermedades como el sida.

El proyecto que apoya Manos Unidas se está desarrollando en la localidad de Sindargi, que dista 60 kilómetros de Bijapur, capital del distrito del mismo nombre. Allí, los Jesuitas, que llevan desde el año 2005 trabajando para que las devadasi sean conscientes de que la prostitución no es su único destino, y menos aún el de sus hijos. Las mujeres reciben asistencia y formación para abandonar de un negocio basado en la preeminencia natural de las castas superiores sobre los dalits o intocables.

Manos Unidas colaborará en la puesta en marcha de actividades como la formación de grupos de autoayuda, cursillos de concienciación sobre salud y discriminación por razón de sexo y de casta, clases de informática, de inglés y de otras materias de las que ya se han beneficiado unas 450 mujeres y sus hijos.

miércoles, 1 de octubre de 2014

1 de octubre de 1931: reconocimiento del derecho al voto de las mujeres


Un día como hoy de 1931 Clara Campoamor conseguía que se reconociese en España el derecho al voto de las mujeres, que estas ejercerían por primera vez en 1933. Un gran paso por la igualdad y la dignidad de las mujeres.

Aquí tenéis un enlace a la película Clara Campoamor, la mujer olvidada que puede ser vista on line. Hoy quisiera que no fuese la mujer olvidada y que se recordase y se reconociese su gran esfuerzo.



Recojo, vía Pinterets de Docu Género, fotografías de este hecho histórico.

Clara Campoamor















Cuando a la Iglesia el aborto no le parecía tan mal

Homúnculo, algo menos que un hombre.
Entrada encontrada en Stranbotic

La doctrina de la Iglesia católica hacia el aborto no ha sido siempre la actual, que considera a cualquier embrión como un “ser humano en potencia”. No fue hastaPío IX (1869) cundo Roma dejó de distinguir entre faetus animatus e inanimatus, la cesura que dividía lo moral de lo inmoral y, siendo la Ley Divina la ley de los hombres, lo legal de lo ilegal.

Sin embargo, entre el siglo XII y el XIX la idea predominante entre los teólogos era que “el alma humana entraba en el feto masculino alrededor del día número 40, y en el feto femenino en torno al día 80″. Esto es, unas seis semanas para los varones y nada menos que 12 semanas para las hembras aunque, como no era posible conocer el sexo del feto hasta el parto (o hasta el aborto) “tan sólo se excomulgaba por abortos posteriores al día 80″, según cuenta Laura Bossi en su imprescindible “Historia natural del alma”*.

Curiosamente la doctrina actual, consagrada en el derecho canónico en 1917 y de nuevo en 1983, papando Juan Pablo II, es la misma que imperó en el seno de la Iglesia desde el siglo IV, cuando Basilio el Grande y Gregorio de Nisa “defendieron la tesis de origen estoico de la animación en el momento de la concepción (el alma se “inyecta” en el útero con el esperma)”, según recoge la neuróloga italiana. El naturalista Alberto el Grande (fallecido en 1280 y maestro de Tomás de Aquino) también era partidario de la “animación simultánea”, aunque su propio discípulo Tomás y san Agustín se subieron al carro de la animación progresiva del embrión, defendida por Aristóteles.


¿Y cómo es que los embriones masculinos se animaban antes que los femeninos? Una vez más es una idea aristotélica. En su “Historia de los animales” el filósofo griego “afirma que los fetos masculinos se “articulan” con mayor precocidad, de acuerdo con su idea de la superioridad masculina en la scala naturae; y según la tradición del Antiguo Testamento (Levítico, 12, 1-5) la mujer es impura hasta 40 días después del nacimiento de un hijo y 80 días después del nacimiento de una hija“. Lo que quiere decir que, pasada la cuarentena de rigor, las mujeres se van equiparando en lo que al alma se refiere a los hombres. Menos mal.

Leído en “Historia natural del alma”.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Inteligente como papá, bonita como mamá

En El Corte Inglés. Estereotipos de género, azul y rosa.


Hipercor ha colgado un tuit a las 14.00 horas de este viernes en el que confirmaba la retirada de unas camisetas sexistas infantiles, en las que se leían los lemas: 'Inteligente como papá', 'Bonita como mamá'.

La empresa ha afirmado que "no existía ninguna intencionalidad en poner ningún mensaje. En el momento en el que los clientes han manifestado sus quejas, hemos tomado la decisión de retirarlas. Con que una persona se hubiera sentido molesta, las hubiéramos quitado. Queremos dejar patente nuestra apuesta por la igualdad de las personas". Los bodies de bebés "no eran un número elevado de prendas", según El Corte Inglés, y se habían distribuido desde el 18 de septiembre en todos los Hipercor de España.

Fuente: 20 Minutos

jueves, 25 de septiembre de 2014

El obispo de Álcala compara El tren de la libertad con los trenes del holocausto

Tras la dimisión de Ruiz Gallardón y haber sido aparcado su proyecto de ley sobre el aborto, la Iglesia católica española, por boca del obispo de Álcalá, nos muestra su cara, su visión trasnochada y resentida sobre las mujeres al comparar El tren de la libertad con los trenes de la muerte del holocausto nazi.

Transcribo lo publicado hoy en El Diario.es
  • Juan Antonio Reig Pla considera que el feminismo y la homosexualidad han infectado a los partidos políticos y detenido la reforma de la ley del aborto
  • Califica la situación actual en España de "dictadura que aplasta a los más débiles"
El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, no ha podido contenerse una vez más. La retirada del anteproyecto de ley del aborto por parte del Gobierno de Mariano Rajoy ha sido materia para una carta abierta en la que equipara el tren de la libertad que reclamó el derecho de los mujeres a decidir sobre su embarazo al "tren de la muerte del holocausto más infame, la muerte directa y deliberada de niños inocentes no-nacidos". Los coloca, directamente, a la misma altura que "los trenes de Auschwitz".

Reig Pla califica la situación en España de "dictadura que aplasta a los más débiles". Y pasa a señalar a los culpables, según su criterio. Al Partido Popular de Mariano Rajoy le dedica este analisis: "el Partido Popular es liberal, informado ideológicamente por el feminismo radical y la ideología de género". Pero luego halla, rápidamente, el foco de todos estos males: la homosexualidad –una de las obsesiones del obispo– ya que califica de "infectado" a la formación política "por el lobby LGBTQ; siervos todos, a su vez, de instituciones internacionales (públicas y privadas) para la promoción de la llamada 'gobernanza global' al servicio del imperialismo transnacional neocapitalista, que ha presionado fuerte para que España no sea ejemplo para Iberoamérica y para Europa de lo que ellos consideran un 'retroceso' inadmisible en materia abortista".

En esta misiva, se lamenta el obispo de Alcalá de Henares del cambio de rumbo ya que se había esperanzado con el plan de Alberto Ruiz-Gallardón. "Parecía que algo estaba cambiando en las conciencias de algunos políticos relevantes respecto del crimen abominable del aborto". Al fracasar la reforma no ha tardado en localizar a los culpables: feminismo y homosexualidad.

martes, 23 de septiembre de 2014

Transexual en Honduras: con la muerte en los talones

Un artículo de Mercè Rivas Torres publicado en Mujeres



“Está dura, ¿la botamos o la troceamos?”. Estas fueron las últimas palabras que, medio inconsciente, escuchó la hondureña Alejandra antes de que echasen su cuerpo por un barranco. A sus 34 años, explica a EL PAÍS su historia y su pecado: ser transexual. Ahora vive en Madrid, el Gobierno le ha concedido el estatuto de refugiada, trabaja de limpiadora y dice tener una pareja que la quiere, aunque ella sigue desconfiando de todo lo que le rodea.

No puede olvidar la frase: “Esta dura, ¿la botamos o la troceamos?”. La dijeron los mismos hombres que la secuestraron, según su relato siguiendo órdenes de la policía, por el hecho de ser una conocida luchadora por los derechos de los transexuales. Pensaron que había muerto tras las duras torturas recibidas.

“Cuando descendía violentamente, con las manos y pies atados por el barranco quisieron rematarme con varios disparos, pero estaba viva”, explica Alejandra desde el Centro de Acogida de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado). Pero en esos segundos de desesperación pudo recordar cómo una noche un grupo de cinco hombres tiraron la puerta de entrada de su casa y la anestesiaron con un algodón que le introdujeron en la boca.

Durante un mes fue golpeada, le cortaron al cero el pelo, la violaron, se orinaron sobre ella y, sin dejarla descansar, volvían de nuevo a pegar, a violar, a orinar. “No podía cerrar los ojos de lo hinchados que estaban, pero quizás uno de los peores momentos fue cuando me clavaron un punzón en la cabeza y después me lo intentaron clavar dentro de la boca” recuerda con fuerza Alejandra.

No sentía su cuerpo y en varias ocasiones se quiso suicidar. “Me intenté comer el algodón de un colchón pero no tuve éxito, después me quise ahorcar pero se me cayó el alambrado encima. Sólo le pedía a Dios que se me llevase”, se lamenta. Cuando llegó al fondo del barranco, se dio cuenta que además de recibir dos balazos se había roto varios huesos. “Gracias a una vecina pude salir de allí, me dio una bata azul y algunas monedas con las que pude llamar a mi madre”, explica emocionada.

La familia la llevó al centro Renacer y allí durante varios días le estuvieron cuidando las heridas hasta que el grupo Arco Iris, que defiende los derechos de gais, lesbianas y transexuales, la ayudó a salir del país vía Nicaragua.

Tras una mala experiencia en ese país y con la ayuda de su amiga Alaska llegó a Río de Janeiro. Pero las pesadillas de lo vivido no la dejaban ni vivir ni dormir. Su vida continuaba siendo una pesadilla. Hasta que un buen día, su madre -la cual en este intervalo de tiempo sufrió dos infartos-, le comunica que tras muchos años de convivencia, su padre y ella han decidió casarse por la iglesia.

En Honduras muchas parejas comienzan casándose por lo civil y cuando ya tienen cierta posición económica, lo hacen en un altar. “Mi madre me dijo que volviese al país, que su mayor ilusión es que yo, como peluquera de éxito que había sido, tenía que ser quien la maquillase y la peinase para la boda”, comenta sonriendo Alejandra mientras me enseña una y otra vez fotos de su madre en el móvil.

Pero su estancia en Honduras volvió a ser complicada. Se tuvo que ir a vivir a un pequeño pueblo, Jesús de Otoro, para que nadie la reconociese. El día de la boda todos los asistentes se quedaron muy impresionados al verla, ya que pensaban que realmente Alejandra había muerto en el barranco.

“Al día siguiente tuve que salir corriendo de Tegucigalpa y volver de nuevo a la montaña, pero rápidamente me localizó la policía. Lo que ocurre es que esta vez en lugar de apuñalarme a mí lo hicieron a mi mejor amiga ya que nos confundieron por la calle”.

En ese momento tuvo claro que no podía vivir en un país en donde gobernaba el presidente Porfidio Pepe Lobo, que había dicho nada más llegar al poder que iba a acabar con la mayor “lacra del país”. No se refería a las Maras (violentos grupos que se dedican a la extorsión y el robo u operan como sicarios de los cárteles del narcotráfico), sino a los transexuales. Era su gran obsesión. La situación no ha cambiado con el presidente actual, Juan Orlando Hernández.

Un informe, elaborado por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanosdenunciaba constantes asesinatos a abogados, periodistas, gays, transexuales o maestros, con el agravante de que todos los casos siguen en la impunidad. Más de medio centenar de miembros de la comunidad LGTB fueron asesinados en los últimos tres años de la administración Lobo y se calcula que hay cientos de desaparecidos. En estos momentos se calcula que hay en Honduras alrededor de 500 asesinatos mensuales.




Ante tal situación, los padres de Alejandra vendieron sus pertenencias y sacaron del banco los únicos ahorros que tenían para comprarle un billete para España. Atrás dejaba muchos recuerdos. Algunos buenos pero muchos muy duros, ya que en plena adolescencia se tuvo que ir de su casa, ya que sus padres la rechazaban por querer ser una chica. Al principio se sentía bien simplemente como un chico gay, pero poco a poco sintió la necesidad de convertirse en una mujer. El primer paso fue dejarse el pelo largo.

Junto a su transformación física llegó también la combativa y comenzó a militar en la organización Arco Iris llegando a ser dirigente. Pero junto a esta lucha por defender los derechos de los transexuales llegaron los insultos, las palizas en medio de la calle, los atropellos de coches o las persecuciones de las Maras. Honduras está catalogado como el país más violento del mundo, según Naciones Unidas. Su tasa de homicidios es de 90,4 por cada 100.000 habitantes.




Al aterrizar en Barajas, Alejandra pensó que a partir de ese momento ya podría vivir con tranquilidad, pero todavía le quedaba un último obstáculo que superar. La policía le denegó la entrada y le hizo firmar una orden de expulsión, pero horas antes de subir de nuevo en un avión con destino Honduras un abogado de CEAR se acercó a ella y le informó que tenía derecho a pedir asilo político, ya que en su país estaba siendo perseguida y si retornaba lo más seguro es que fuese asesinada.

Ahora, Alejandra, con la seguridad que le da estar legalmente en España, sueña con poder vivir tranquilamente con Oscar, su novio pintor, y poder seguir trabajando. Por ahora, y hasta septiembre, lo hace como limpiadora pero su sueño es volver a ser peluquera como lo era en Honduras, donde llegó a regentar dos peluquerías. Mientras tanto prepara su currículum para entregarlo en las peluquerías de Madrid.

Discurso de Emma Watson (Hermione) ante la ONU en la campaña "Ellos por ellas"

Publicado en: UPSOCL

Emma Watson ha crecido de esa pequeña niña que interpretaba a Hermione en Harry Potter para transformase en una gran mujer, en esta ocasión fue ovacionada en la sede central de la ONU en Nueva York tras pronunciar un discurso en favor de la igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres en el marco de la campaña HeForShe (“Ellos por ellas”).




Discurso completo

“Fui nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU hace seis meses y he descubierto que mientras más hablo del feminismo, más caigo en cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres es para muchos sinónimo de odiar a los hombres. Y si de algo estoy segura es de que esto tiene que terminar. Para el registro, feminismo, por definición, es creer que tanto hombres como mujeres deben tener iguales derechos y oportunidades. Es la teoría política, económica y social de la igualdad de sexos.

Me empecé a cuestionar sobre la igualdad entre los géneros hace mucho tiempo. A los ocho años, por ejemplo, me preguntaba por qué me llamaban mandona por querer dirigir una obra para nuestros padres cuando a los chicos no les decían lo mismo. A los 14, (cuando ya trabajaba en el cine), comencé a ser sexualizada por ciertos grupos de la prensa. A los 15, mis amigas rechazaban unirse a equipos deportivos para no parecer masculinas. A los 18, mis amigos varones eran incapaces de manifestar sus sentimientos. Entonces decidí que era feminista.

Esto no parecía complicado para mí, pero mis investigaciones recientes me han demostrado que feminismo se ha vuelto una palabra poco popular. Las mujeres han decidido no identificarse como feministas por que, aparentemente, ante los ojos de otros, esta expresión las hace ver agresivas, anti- hombres y hasta poco atractiva. ¿Por qué se ha convertido en una palabra incómoda?

Yo nací en el Reino Unido y creo que es justo que me paguen lo mismo que a mis compañeros varones. Creo que es lo debido que yo pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo y que las mujeres sean parte de las políticas y decisiones que afectarán a mi vida. Creo que, socialmente, merezco el mismo respeto que un hombre. Pero, lamentablemente, puedo decir que no existe un solo país en el mundo en el que todas las mujeres puedan ver estos derechos cristalizados. Ningún país en el mundo puede decir que ha alcanzado por completo la igualdad de género. Estos derechos, que yo considero derechos humanos, no son para todas… soy una de las pocas afortunadas.

Me considero privilegia porque mis padres no me quisieron menos por haber nacido mujer y porque en mi escuela no me limitaron por serlo. Mis mentores (en la actuación) no asumieron que yo llegaría menos lejos por la posibilidad de que en algún momento me convierta en madre. Y estas son las influencias que me han hecho la persona que soy hoy. Ellos pueden no saberlo pero ellos son los embajadores de igualdad que están cambiando el mundo. Necesitamos más como ellos. Y si todavía odias la palabra feminismo, te diré que no es la palabra lo importante. Es la idea y la ambición que hay detrás, porque no todas las mujeres tienen los mismos derechos que yo tengo hoy. En realidad, estadísticamente, muy pocas los tienen.

En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en Beijing sobre los derechos de las mujeres. Lamentablemente, aquellas cosas que ella deseaba cambiar en esa época son hoy todavía una realidad. Menos del 30% de los que le oían eran varones. ¿Cómo podemos esperar un cambio cuando la mitad de ellos está invitado a participar de la conversación?

Hombres, me gustaría tomar esta oportunidad para hacerles llegar una invitación formal. La igualdad de género también es tu problema. Hasta la fecha, veo como el rol de mi padre es valorado menos por la sociedad pese a que ha sido igual de importante en mi vida que mi madre. También he visto a hombres aguantando el dolor de una enfermedad mental por miedo a pedir ayuda porque eso los hará ver menos masculinos. De hecho, el suicidio en el Reino Unido es lo que más hombres mata. Los he visto asustados de lo que se les indica que es el éxito para un varón porque los hombres tampoco tienen los beneficios de la igualdad.

No hablamos sobre hombres encarcelados por los estereotipos de su género, pero allí están. Si al hombre no se le hace creer que tiene que ser agresivo, la mujer no será sumisa. Si al hombre no se le enseña que tiene que ser controlador, la mujer no será controlada. Ambos. Hombres y mujeres deben sentirse libres de ser fuertes. Es hora de que veamos a los géneros como un conjunto en vez de como un juego de polos opuestos. Debemos parar de desafiarnos los unos a los otros. Ambos podemos ser más libres y de esto es de lo que se trata la campaña: de libertad.

Quiero que los hombres se comprometan para que así sus hijas, hermanas y madres se liberen del prejuicio y también para que sus hijos se sientan con permiso de ser vulnerables, humanos y una versión más honesta y completa de ellos mismos.

Ustedes deben pensar: ¿Quién es esta chica de “Harry Potter” y qué hace aquí en la ONU? Pues es una muy buena pregunta, yo también me la he estado haciendo. Pero todo lo que sé ahora es que, realmente, me interesa este problema y quiero ayudar a que las cosas mejoren. Habiendo visto lo que he visto y teniendo la oportunidad de hacer algo para cambiarlo, es mi responsabilidad decir algo.

Edmund Burke decía que todo lo que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos y las mujeres buenas no hagan nada.

En mi nerviosismo por este discurso… en mis momentos de duda me digo firmemente: “Si no soy yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Si tienes dudas cuando se te presenta una oportunidad, espero que estas palabras te sean útiles. Porque la realidad es que si no hacemos nada hoy, van a tener que pasar 75 años o quizás 100 para que una mujer pueda esperar recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo. Más de 15 millones de niñas serán forzadas a casarse en los próximos 16 años y, al mismo ritmo, no será hasta el 2086 que las mujeres de las áreas rurales de África puedan ir a la escuela secundaria.

Si crees en la igualdad, debes ser uno de esos feministas de las que hable poco antes y por eso yo te aplaudo. Para hacer el cambio necesitamos estar unidos y las buenas noticias son que ahora tenemos una organización unida. Te invito a que te dejes ver y que te preguntes: Si no soy yo, ¿quién? Si no es hoy, ¿cuándo? Muchas gracias”.