La colección Érase dos veces reescribe clásicos infantiles para despojarlos de estereotipos sexistas y mostrar nuevos referentes
Un hombre encierra en su casa a una joven que acaba de conocer. Él la invita a cenar y ella declina la oferta, por lo que él le dice que no probará bocado si no es en su presencia. El secuestrador le prohíbe visitar una parte de la vivienda y cuando ella desobedece, él se enfada, pierde el control, le grita y rompe muebles con violencia. Ella, asustada, huye, pero al final regresa para tratar de cambiarlo y se enamora de él.
Las secuencias anteriores forman parte de la versión de los noventa del cuento clásico La Bella y la Bestia. En una charla en TEDxBarcelona, Belén Gaudes, fundadora de la editorial Cuatro Tuercas y de la colección de cuentos Érase dos veces, propuso a los asistentes que hicieran el ejercicio de imaginar a un hombre en el lugar de la Bestia. “¿Qué veis aquí?”, preguntó. “Maltrato. Este cuento dice que alguien que te secuestra y te humilla, lo está haciendo por amor, porque es un ser atormentado, triste, fruto de un hechizo, pero en realidad bueno. Y tú, además, si le quieres, tienes que soportar eso”, expone la autora durante una entrevista.
Belén Gaudes y Pablo Macías, una pareja de publicistas, hicieron esta reflexión el día que redescubrieron con su hija Violeta Cenicienta. “En la historia se cuenta que la belleza es una cualidad imprescindible; que un príncipe puede elegir esposa como si fuera a una zapatería, solamente por el aspecto externo; que las princesas siempre esperan, que su fin es casarse y que son ellos los que tienen las aventuras y los que deciden. Nos chocó mucho y revisamos los clásicos: de dónde venían, por qué se escribieron en su momento, su contexto... y decidimos reescribirlos partiendo siempre del original, porque nuestro proyecto cobra sentido cuando se compara con el clásico”. Un año y medio después y financiados a través del crowdfunding, vieron la luz los tres primeros títulos de la colección Érase dos veces, con ilustraciones de Nacho de Marcos. El éxito fue de tal calibre, que hoy en día cuenta ya con 12 libros. “Nuestra Bella se deja la piel por escapar y cuando la Bestia le dice: ¿Qué va a ser de mí si te vas?, ella le responde: lo siento, pero eso solo depende de ti”.
Gaudes explica que el sentido de estos cuentos es ser un contrapunto al original, una oportunidad para reflexionar y establecer debates en casa. ¿Es acaso lícito darle a una persona desmayada un beso sin su consentimiento como en La Bella Durmiente? “Se trata de mostrar referentes nuevos. Si no hay otra opción, la historia siempre será la de la princesa que espera a que la rescaten”.
Además del sexismo, los libros tratan el bullying (el patito feo es defendido por los compañeros cuando otro alumno le agreden en la escuela), el respeto a la infancia (en este Pinocho, la nariz les crece a los adultos) y la homosexualidad (la ratita presumida es lesbiana).
Hasta el momento, la colección ya ha llegado a México, Uruguay, Chile, Colombia y Argentina. Próximamente estará en Costa Rica. En España, aunque cada vez más asociaciones de madres y padres, grupos de mujeres y psicólogos que trabajan con víctimas de maltrato reclaman sus libros, la creadora de la colección reconoce que el objetivo pendiente es llegar a las aulas. “Este proyecto nació para cambiar el mundo”, asegura Gaudes entre risas. “Pero para eso los cuentos tienen que estar en muchas casas y colegios. Entrar en ellos para que se puedan trabajar en clase con niños de primaria y secundaria”.
Nuevo proyecto
Antes de final de año la editorial Cuatro Tuercas lanzará la colección Ande yo Valiente. En esta ocasión, Belén Gaudes y Pablo Macías continúan trabajando sobre la construcción de nuevas identidades pero a partir de cero, con narraciones modernas en rima. Benito y su carrito, Marta no da besos y Teresa no quiere ser princesa serán los primeros cuentos de esta serie. “Es una carrera de fondo para cambiar conciencias. Porque si no se trabaja desde la infancia, todo lo que nos ha pasado como mujeres se va a seguir repitiendo. Porque hay que cambiar los modelos de niños y niñas desde que son pequeños”, indica la autora.
Fuente: El País
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